A pesar de que no puede hablarse de
investigaciones definitivas, la mayoría del trabajo experimental realizado, tanto
cualitativo como cuantitativo, indica que muchos videojuegos favorecen el desarrollo de
determinadas destrezas que ayudan al desarrollo intelectual de la
persona. Es decir, que la inteligencia, contrariamente a lo que se ha podido afirmar
en alguna ocasión, no parece deteriorarse al utilizar este tipo de
entretenimiento digital. Más bien al contrario, parece que favorecen el desarrollo de
determinados aspectos de ella, en especial los de carácter espacial. Incluso
hay quienes afirman que los jugadores suelen ser individuos más
inteligentes, aunque no parece existir ninguna relación entre ambos aspectos. En
todo caso, se apunta que quizá los individuos con mayor inteligencia se verán
más atraídos por este tipo de entretenimiento.
Desde el punto de vista educativo los
videojuegos, permiten una enseñanza eficaz, en bastantes ocasiones mucho mejor
que el actual sistema escolar. No en vano, desde el punto de vista de la teoría
del aprendizaje social, algunos de los factores que fomentan la motivación son
intrínsecos a los videojuegos. A modo de ejemplo, podemos mencionar los siguientes:
• Carácter lúdico de los
aprendizajes.
• Dificultad creciente y
progresiva de las habilidades, pero adaptada al ritmo de cada uno, posibilidad
de repetir y corregir los errores.
• Recompensa inmediata, que
además responde a un plan predeterminado y conocido.
• Reconocimiento social de
los logros adquiridos, inscripción personalizada de las puntuaciones alcanzadas o los niveles
superados.
• Estimulación simultánea a
múltiples niveles: visual, auditivo, etcétera.
• Identificación con héroes
o personajes que fomentan la imitación.
A la vista está que, habitualmente, ni la
escuela ni la familia, agentes educativos por excelencia, proponen
aprendizajes que conlleven estas características, o al menos no de una manera
tan perseverante e intensa.
Greenfield (2000) investigó el aprendizaje
producido en niños y niñas de 12 a 16 años que utilizaron videojuegos de
aventuras. Las principales conclusiones obtenidas fueron que:
• Aumentaban las estrategias
de lectura visual de imágenes y de lectura del espacio tridimensional.
• Ayudaban a trabajar el
aprendizaje por observación y la verificación de hipótesis.
• Facilitaban la comprensión
de simulaciones científicas.
• Incrementaban las
estrategias para recibir y procesar información recibida de varias fuentes simultáneamente
(procesamiento en paralelo)
McFarlane (2002) reconoce que los videojuegos
allanan la adquisición y el desarrollo de ciertas estrategias
fundamentales para el aprendizaje: la resolución de problemas, el aprendizaje de
secuencias, el razonamiento deductivo y la memorización. También,
simplifican la realización de trabajos en grupo de tipo cooperativo o en colaboración y
el aprendizaje basado en la resolución
de tareas.
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